Thursday, September 08, 2022

la derrota cultural, los resultados del plebiscito

Han pasado ya algunos días luego del aplastante triunfo del rechazo en el plebiscito constitucional del domingo y puede ser un buen momento para algunas reflexiones.

El proceso completo comenzó con el estallido social de 2019, donde multitudes pusieron  en  jaque al sistema político y lograron forzar un proceso constituyente,  a través de una convencion y una propuesta que debía ser aprobada el domingo. Y sin embargo se rechazó. 

¿Que paso? Se han señalado muchos factores: el voto obligatorio,  las llamadas Fake news propaganda por el rechazo, la ignorancia,  etc. Pero el factor de fondo es el cultural. Existe un elemento llamado sesgo cognitivo, que hace que consideremos verdadero aquello que cuadra con nuestra forma de pensar y descartemos la información que no coincide. Eso no es fruto de la ignorancia,  sino que es propio del funcionamiento de nuestras mentes. Las fakes news funcionaron no porque la gente fuera idiota, sino porque coincidían con su manera de pensar y por eso decidió creerlas. Si la mentalidad hubiese sido otra, las habrían descartado por ridículas o mal intencionadas. No se trata entonces de falta de información,  aunque la hubo, sino de una estructura mental instalada que creyó lo que quiso creer.

La otra conclusión,  siguiendo en la lógica del  sesgo cognitivo, es el error de percepción que los que estuvimos a favor del apruebo cometimos. Partimos del supuesto  que el estallido social y el proceso constituyente respondían a los anhelos más profundos del pueblo chileno, que se había levantado para cambiar el sistema político por uno que le otorgara más derechos y reconociera su diversidad. Pero en realidad, el proceso completo fue protagonizado por las capas medias con cierta conciencia social, que fueron los que marcharon y se comprometieron, no por las capas populares o sectores acomodados, los que fueron simplemente expectadores de una lucha que les era ajena y sólo miraron para ver como terminaba.
Esto explica porqué la gente no estuvo dispuesta a arriesgar lo que tenía (o soñaba tener) por construir una alternativa para todos, y también explica porqué muchos del apruebo ahora se niegan a cualquier colaboración o ayuda o los que eligieron seguir como estaban y no aprobaron el texto que les garantizaba muchos derechos. Los que marcharon y aprobaron, en su gran mayoría tenían conciencia social,  no política. Era como una gran teleton para ayudar a los necesitados, y si los necesitados no quieren ayuda, que se frian.

De ahí que el punto en  común que explica el fenómeno del rechazo y la furia del apruebo es el individualismo. Por parte de los que rechazaron, con información o no, la lógica fue no arriesgar lo propio por beneficios colectivos. Por parte del apruebo, ayudar a los que están mal porque yo estoy bien, pero tengo conciencia de su injusticia. 

El resultado es entonces, el triunfo del individualismo por sobre la comunidad, donde cada uno se consuela o reafirma, se asusta o confía, aprueba o rechaza desde la propia mirada, sin ver más allá,  porque lo importante es lo que yo opino o siento, sin considerar los datos objetivos. Las mismas demandas del estallido social tuvieron esa lógica: yo marcho por mis papás,  mis abuelos o mis hijos, para que tengan mejor educación, salud o pensiones. Pero si eso significa poner en  riesgo mis propiedades, pocas o muchas, reales o soñadas, hasta ahí no mas llego.
En síntesis, la propuesta de constitución respondía a los anhelos de las capas medias con conciencia social,  pero no tenían ninguna resonancia en las capas populares o altas del país. Temas como la ecología, las diversidades sexuales, el feminismo o la plurinacionalidad son totalmente ajenos a la mayoría de los chilenos, los que en un mayoría tienen una mirada más cauta y conservadora.

2 comments:

Anonymous said...

Excelente análisis colega amigo compañero... un abrazo desde el dolor más profundo que una clase media con conciencia social puede tener en este momento...

Romy said...

👍Gracias José, una mirada más que certera de nuestra poca cultura política y sobre todo de nuestra forma de hacer esta sociedad cada vez más individualista.